La decadencia del blog

    Día a día (hora a hora diría yo), miles de nuevas bitácoras inician su andadura.  Escritores en ciernes, proyectos de periodistas, cronistas en activo o en pasivo, adolescentes, humoristas, personas inquietas, australianos y hasta hinchas de Vélez abren blogs, todos y cada uno con diferentes expectativas y quizás con la única ambición coincidente de ser leído. Se podría asegurar sin temor a equivocarse y sin caer en la pedantería, que el número de comentarios es directamente proporcional a la satisfacción que produce. Este blog que ahora usted, curioso lector está leyendo (o no),  supo sobrepasar alguna vez los cincuenta comentarios y  llegaba a los treinta casi sin esfuerzo, ahora está en franca decadencia y la culpa, obviamente, no es suya.

    Hace ya más de dos años que este espacio está abierto y después de un comienzo aciago en lo que a visitas se refiere, poco a poco la cosa mejoró y llegó a su máximo apogeo en aquel lejano ya septiembre de 2006, y luego de  ese techo la curva descendió un poco hasta que se estabilizó  en la veintena de comentarios.  La situación empeoró a partir de octubre del año pasado, quizás un mes antes o uno después y se agravó definitivamente en 2008.   Esta situación me llevó varias veces a estar a veinte minutos de bajar la persiana convencido siempre por algún comentario positvo, con una palmadita al ego, con un “por fin apareció don Sandro”.

    Según el google analitycs, la gente sigue pasando, al menos los habituales e incondicionales que me siguen a todas partes, gane o pierda, juegue bien o juegue mal, olé, olé, olá.  Muchos llegan buscando algo por varios buscadores, propios y  ajenos a esta casa y al decepcionarse porque en esta página no encuentran el cancionero completo con acordes para guitarra, harmónica y órgano hammond de Sandro se dan a la fuga sin siquiera preguntar por mi en secretaría. Buscan cosas de Roberto Sánchez, ese alter-ego que me permitió una total impunidad para criticar despiadadamente a JAF, Bunbury o Tinelli sin temor a que ninguno de ellos (o los tres juntos) venga (vengan) a cagarme a trompadas.  Fui peronista y radical, facho y progre, rubio y morocho, canté truco y me fui al mazo, siendo siempre  yo o tal vez no.

      La decadencia de este blog no se debe tampoco a una pérdida de calidad de los textos, estos siguen siendo igual de buenos o igual de malos que siempre según la subjetividad del  lector, juez y parte de  esta nueva manera de comunicación humana.  El fracaso estrepitoso en este 2008 no se debe a que febrero tenga 29 días, al cambio climático o al horario nuevo.  Simplemente se debe al peor de los pecados: me olvidé de escribir.  Me empecé a preocupar por el diseño buscando exclusivas plantillas, me anoté en rankings, comenté en blog ajeno pero en estos 10 meses que lleva el año publiqué 5 textos (sin contar este y aunque blogger marque en cero el solitario post de enero).  Alcanzan los dedos de una mano para contabilizar lo que publique hasta ahora en este bisiesto año y con eso no alcanza.

                       “ Gracias le doy a la Virgen,

                          gracias le doy al Señor,

                          porque entre tanto rigor

                          y habiendo perdido tanto,

                          no perdí mi amor al canto

                           ni mi voz como cantor

                                                     José Hernández

     Así que señores lejos de abandonar esta, será una refundación de Una muchacha y una guitarra.  Una segunda oportunidad a la primera novia a pesar de que te puso los cuernos, es demostrarme a mi mismo que puedo ganar  la revancha de un partido de copa en la altura de La Paz, que no es imposible ganar la Liga aunque no tenga ventaja deportiva.  Recuperar terreno perdido y palabra a palabra sentirme más vivo.